miércoles, 18 de junio de 2008

Los origenes del radicalismo

LOS ORIGENES DEL RADICALISMO

"El Dr. Don Leandro Alem, que ha sido el iniciador, no le ha faltado valor en la esfera del deber; la Unión Cívica también, que era quien le acompañaba en cuyo esfuerzo confiaba, como en todos los porteños que han sabido con empeño, defender su patria hollada"
Félix Hidalgo, payador de la Revolución del 90'

La Unión Cívica
Si bien la UCR como partido nace en 1891, debemos retroceder un poco para bucear en sus inicios (en los cuales no nos detendremos demasiado). En el año 1889, en el mes de septiembre, nace un heterogéneo grupo opositor bautizado "Unión Cívica". Dentro de esta encontrábamos sectores católicos y laicos, clases altas desplazadas de la alianza gobernante y sectores medios, universitarios etc. Su principal campo de acción se encontraba en la provincia de Buenos Aires.
¿Que ocurría mientras tanto en el país? "En 1880 se había declarado a Buenos Aires capital de la Nación, habíase concluido con el problema del indio, se empezaba a poblar la Patagonia y las regiones boscosas del noreste. En los años siguientes se fueron liquidando problemas limítrofes pendientes con los vecinos, y el estado nacional adquirió su fisonomía definitiva." A esta descripción podríamos agregar: el crecimiento de la red ferroviaria, la remodelación del puerto, el acento puesto en el tema de la educación, aunque a fines de la década ya comenzaban a notarse síntomas de la crisis relacionados con la desequilibrada situación del sector externo. Conviviendo con estos síntomas de progreso, modernización y posterior crisis, aparece un sistema político restringido, autoritario y
orientado a maximizar los beneficios de un grupo de familias cuyos negocios estaban relacionados con el rol de país exportador de materias primas, que en el mercado mundial, le toco jugar a la Argentina.
Los reclamos por la modificación de este sistema político, fueron canalizados en principio por la naciente Unión Cívica. Dos dirigentes sobresalieron notoriamente del resto, Bartolomé Mitre, con una dilatada trayectoria en la política argentina, y Leandro Alem, dotada de un carisma especial y cuyo ascendiente sobre los integrantes de la Unión Cívica lo catapulto rápidamente a la primera línea de la novel agrupación.
Obra de esta Unión Cívica fue la denominada "Revolución del Parque" o "Revolución del 90" levantamiento armado contra el gobierno de Juárez Celman y que si bien fue sofocado por las fuerzas leales al gobierno, tuvo amplias consecuencias políticas, entre ellas la renuncia anticipada del Presidente de la Nación y su reemplazo por el vicepresidente Carlos Pellegrini. Además las víctimas de los intensos enfrentamientos se contaron por centenares.
Un observador contemporáneo y testigo presencial afirmaba que "Mirando objetivamente hasta mayores lejanías, el 90 resultaba, por arriba de las tristes causas ocasionales, un episodio de la formación de una democracia, fruto espontáneo e incontenible de la sangre y de la tierra" Si bien no fue tan espontáneo ni tan incontenible, el levantamiento del 90 representó un momento crucial en la historia política argentina, más allá de la previsible derrota militar, gran parte de los sostenedores del régimen político tomaron conciencia que, de no introducir importantes cambios que signifiquen el ingreso al sistema político de los sectores populares, el futuro podía tornarse imprevisible.
El Pacto Roca-Mitre, la fractura de la Unión Cívica y el nacimiento de la UCR.
Como consecuencia de un acuerdo suscripto entre el sector de la Unión Cívica que respondían a Mitre y sectores oficialistas cercanos a Roca, se produce la fractura de la Unión Cívica y el nacimiento de la llamada UNION CIVICA RADICAL. El agregado de "Radical" es tomado de Leandro N. Alem, algunos afirman que ocurrió luego de la siguiente declaración: "Yo no acepto el acuerdo; soy radical contra el acuerdo; soy radical intransigente", Alem era muy afecto a la palabra "radical", Gabriel del Mazo, uno de los principales historiadores del radicalismo, afirma que la expresión surgió "por primera vez en una conversación en la casa de Alem de la calle Cuyo (...) Fue usada por el doctor Saldías, escritor, historiador, afectísimo amigo de Don Leandro. Con esa palabra calificó el doctor Saldías la actitud terminante, en vista del fondo del problema, que tomarían en lo interno significando que así debería ser llamada la actitud tajante que proyectaba. Alem se incorporó en su asiento y exclamó: "Ese debe ser nuestro distintivo". Inmediatamente después comenzó a popularizarse su uso"
Efectivamente el día 2 de Julio de 1891 la mayoría del Comité Nacional de la Unión Cívica lanza un manifiesto, del que reproducimos un fragmento, anunciando la ruptura de la agrupación y el repudio al acuerdo Roca-Mitre.
"Conciudadanos: el desarrollo de acontecimientos graves y precipitados en los últimos días, coloca al Comité Nacional de la Unión Cívica en la necesidad de dirigir el presente manifiesto a sus correligionarios y a los pueblos de la república (...) Una minoría del Comité Nacional, formada por los partidarios del acuerdo con la agrupación dominante, acaba de romper la unidad de la Unión Cívica, y llamándose Comité Nacional de la misma ha resuelto reorganizarla. (...)
es el caso recordar el carácter esencial de la Unión Cívica, y los trabajos personalistas que desnaturalizando el programa de nuestra institución, han hecho dentro de la misma algunos amigos del General Mitre, hasta llegar a la escisión actual. La Unión Cívica fue desde el principio la coalición de los hombres de bien, vinculados para destruir el sistema de gobierno imperante que ha producido tan graves perturbaciones en la República. (...) La Unión Cívica no se había formado alrededor de ninguna personalidad determinada, ni se proponía como objetivo de su programa ni de sus ideales la exaltación de un hombre al mando; ella debía destruir el funesto sistema de la opresión oficial, buscando el restablecimiento de las instituciones, la honradez gubernativa, la libertad de sufragio y el respeto a las autonomías de los municipios y de las provincias. (subrayado nuestro)
Las personalidades eminentes de su seno debían inclinarse ante ese programa y prestarle acatamiento. (...) No lo entendieron así los que a toda costa querían proclamar la candidatura del general Mitre."
Entonces, a partir de 1891 la Unión Cívica Radical, hace su aparición en la escena política argentina. Entre sus principales dirigentes se encontraban además de Alem y su sobrino Hipólito Yrigoyen, Marcelo T. de Alvear, Deodoro Roca, Lisandro de la Torre, Pelagio Luna, José Lencinas, Angel Gallardo, Tomas A. Le Bretón, José Luis Cantilo, Felipe Senillosa, Bernardo de Irigoyen, Aristóbulo del Valle y otros
La UCR, Alem e Yrigoyen
A pesar del fallido intento de 1890, la UCR no abandonó el camino de la sublevación armada, hasta 1905 se produjeron distintos levantamientos en diferentes provincias (Buenos Aires, Tucumán, San Luis, Santa Fe) los que finalizaron igualmente derrotados ya que el gobierno a pesar de los problemas mantenía intacta la capacidad represiva. Por ejemplo, antes de las elecciones de 1892, cuando las huestes radicales se preparaban para darle un dolor de cabeza al oficialismo, la cúpula del partido fue detenida poco antes del comicio y todas los reclamos sofocados, los radicales apenas participaron del proceso electoral.
En tanto Alem paso una larga temporada entre rejas lo cual sólo logró consolidar su prestigio y liderazgo.
Por otra parte, bajo la conducción de este último, el radicalismo más que un partido político se consideraba una especie de cruzada redentora, contra un régimen inmoral y contra el positivismo reinante, en oposición al gobierno enarbolaba un proyecto nacional que no permite conformarse con una política de conciliación, esto implicaba la férrea negativa a pactar con el régimen, y con sus aliados, lo que significa una actitud revolucionaria que se expresa a través de los alzamientos armados.
Este tipo de oposición, a todo o nada, finalizaba generalmente con la segunda opción, mientras el gobierno se mantuviera unido y su fuerza intacta, la política radical había alcanzado un techo difícil de superar, había ingresado en un callejón sin salida. Esta situación repercutió en el seno del radicalismo, provocando apasionados debates sobre las futuras estrategias y los pasos a seguir. Este debate enfrentó a los principales líderes del partido, Alem e Yrigoyen, este ultimo sostenía que la base del triunfo residía en abandonar la conducción errática e inorgánica que hasta ese momento llevaba el partido y hacer más sólida la estructura partidaria a través de una reorganización interna.
"Si bajo la hegemonía de Alem la lucha radical habíase centrado en el cuestionamiento total al régimen vigente, la jefatura de Yrigoyen había modificado sutilmente esa actitud total y difícilmente operable, para concretar al reclamo de leyes que infundieran verdad a los comicios e incitaran a los ciudadanos a participar de la vida cívica." (Revista Todo es Historia No 289 pp14)
Esta diferencia entre ambos dirigentes no llegó a desarrollarse totalmente ya que Leandro Alem se quitó la vida en julio de 1986, con apenas 54 años. Una etapa se cerraba en la vida del naciente radicalismo.
PERFIL
LEANDRO N. ALEM

En palabras de Félix Luna "Hijo de un hombre de acción de Rosas fusilado después de Caseros, Alem infundió a su partido las tensiones de su atormentado espíritu. Para el pueblo común, Alem era la contrafigura de los próceres del régimen. Pobre, austero, principista, incapaz de acuerdos o flexibilidades; marcaba de modo tajante la acusación contra un sistema que si había promovido la prosperidad del país, carecía de articulaciones éticas por su idolatría al progreso y el sensualismo de su estilo.
Pellegrini dijo del radicalismo que, más que un partido era un temperamento. Algo de cierto había en esa apreciación. Pero a ese temperamento hay que sumar en la prédica de Alem su insistencia en hablar de los "desposeídos"")
Gabriel del Mazo relata lo siguiente, "Frente mismo a casa, calle Cuyo 1752 (después Sarmiento), vivía Alem y con él su hermana Tomasa y sus sobrinos Hipólito y Martín Yrigoyen. Era una de esas casas típicas del Buenos Aires del siglo XIX, que alcancé a conocer antes que la demolieran en este siglo. (...) Pude conocer por las referencias de mi padre, tíos y tías y primos mayores (que según las épocas, vivieron en el 1757 o en el 1755), los pormenores de la vida de Alem, sus modalidades, el movimiento de su casa y el acontecimiento de su muerte.
Barba negra hasta entrada la década de los 80, y muy blanca después. El cabello totalmente blanco desde el 90. Estatura no muy alta; cuerpo delgado. Saco largo como media levita y todo el traje negro, la camisa blanca almidonada, la corbata blanca, la galera de felpa, que desde el 90 sustituyó al chambergo, ligeramente requintada y ligeramente ladeada. Extraordinaria pulcritud. Rostro pálido. Mucho mate, hasta en la puerta de la calle. Ahí se paraba un rato al salir y al llegar, tocaba el aldabón para que la muchachita le trajera el amargo.
La cuadra se alborotaba cuando lo veía, y algunos de los que pasaban por su vereda conversaban con él. Los chicos eran su debilidad y nunca faltaba su ayuda de lápices y cuadernos, o algún dinero a la madre. Por la puerta pasaba el tranvía "de a caballo". (...) Si Don Leandro estaba en la puerta, el conductor iba frenando, deseoso de que el Doctor Alem lo individualizara, y si la operación era ajustada sacaba su chambergo o gorrita saludando, y Alem contestaba con su galera. Todos los pasajeros lo saludaban. Otro mundo.
Como sucedió en los tiempos que vivía en Balvanera, (donde lucho por años y entre balas dirigió batallas de defensa del sufragio contra soldados del gobierno disfrazados y sin disfraz), Alem se aquerenciaba con el barrio, que se le volvía una especie de pequeña patria de amigos. Aún por motivos políticos generales, prefería reunirse dentro de él, como si fuera una capital. Así con los cafés y así con los actos cívicos, para los que, cuando se mudó a esta calle Cuyo de la Piedad, frecuentemente usaba la Casa Francesa, como le decían, salón que quedaba en la manzana de mi casa, Rodríguez Peña entre Cuyo y Corrientes (números pares), todavía existente; la Casa Suiza que está todavía en la misma Rodríguez Peña entre Cuyo (Sarmiento) y Cangallo; el salón de la calle Cangallo entre Rodríguez Peña y Callao, y el Teatro del Recreo, Libertad entre Cuyo y Cangallo.
Era el consejero de los vecinos, de las cosas grandes y de las chicas, de las personales y de las colectivas. Como abogado era un perpetuo defensor de pobres, de la gente sin un peso.(...)
Cuando murió, el desfile fue interminable, particularmente, durante las noches del 1 y 2 de julio de 1896. "El viejo" joven de canas y barbas blancas moría con solo 54 años. Las tropas formaron al pie de la vereda de mi casa, es decir, frente a la casa de Alem, y doblaban por Callao hacia la recoleta. (Alem era Senador Nacional por la Capital, en ejercicio). Al retirar el féretro de la casa, el día 3 desde la mía se vio la escena: Hipólito Yrigoyen y Roque Saenz Peña llevaban la cabecera. Un símbolo."

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